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Dos helados saludables y caseros que no engordan casi nada
No hay quien se resista a un buen helado, uno de los postres clásicos del verano. Motivos no faltan: cremosidad, sabor, frescura o variedad del formato (polo, tarrina, cucurucho o granizado).
De acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición (FEN), los helados son preparaciones llevadas al estado sólido, semisólido o pastoso, por congelación de la mezcla de materias primas utilizadas, que han de mantener el grado de plasticidad y congelación suficiente hasta el momento de su venta al consumidor.
Su origen se remonta siglos atrás. De hecho, los nutricionistas recuerdan que tomar alimento y bebidas heladas es una costumbre muy antigua. Se cuenta que el magnánimo Alejandro Magno mandaba traer nieve de las montañas para refrescar los vinos y también algunos alimentos.
Helados saludables para preparar en casa
Los helados son nuestra perdición, en muchos sentidos. Los españoles consumieron 149 millones de litros de helado entre junio de 2020 y mayo de 2021, un 4 % más que en el mismo periodo de un año antes, según datos del Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) confirman una tendencia de crecimiento que se prolonga ya varios años.
En ese periodo, cada español consumió una media de 3,23 litros de helado, en los que gastó 12 euros, un 4,9% más que el año anterior. El consumo de helados se caracteriza por una fuerte estacionalización, de forma que más de la mitad de las compras (53,7 %) se concentra en los meses de junio (15,4 %), julio (20,1 %) y agosto (18,2 %).
El principal inconveniente de los helados: que abusamos de ellos. El valor calórico medio de los helados oscila entre los 150 kilocalorías de los de leche a las 250 kilocalorías de los helados de crema, por lo que puede considerarse que se trata de un alimento de contenido energético medio.
Respecto a la cantidad de grasas, los nutricionistas explican que estas corresponden fundamentalmente a las de la leche o las grasas vegetales, aunque es el macronutriente que presenta más variabilidad cualitativa y cuantitativa entre los diferentes tipos de helados.
Existen alternativas saludables para no privarnos de los helados durante el verano. Y todas ellas pasan por preparaciones a base de frutas y casi nada de azúcares.
Hay mucho amante de la fresa y de todas las edades. Esta fruta destaca por su bajo contenido energético y su principal componente, después del agua, son los hidratos de carbono. Además, es fuente de fuente de vitamina C.
Manos a la obra: necesitaremos medio kilo de fresas, 70 gramos de azúcar y un buen chorro de limón. Lavamos la fruta, la trituramos en una licuadora hasta que quede toda la mezcla homogénea. Después, vertimos sobre los moldes y los introducimos en el congelador. Solo habrá que esperar una horas hasta que se quede bien congelado.
Sin duda, el melón y la sandía son dos frutas estrellas del verano. Y nos pueden ayudar a refrescarnos en una tarde calurosa. Además, es una forma divertida para que los niños tomen la ración diaria de frutas. El proceso es muy similar al de la receta anterior. En este caso, medio kilo de melón o sandía. Un poco de azúcar (solo para la sandía) y un chorro de limón. Todo, a la licuadora. Después, al molde. Y, por último, esperar a que se solidifique.
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